El hombre del mazo me ha venido a visitar. Si, y me ha dado una hostia que no me puedo casi ni mover. Es jueves por la mañana y estoy de resaca. Esto es erasmus, cuando una cena de miércoles se alarga hasta las cinco de la mañana, con su correspondiente borrachera y daños asociados.
Normalmente usamos el blog para meternos con Suecia, pero hoy voy a hablar un poco de ayer, no en concreto, si no de un ayer cualquiera.
Porque no es raro que un día cualquiera te juntes con los colegas para cenar con unas cervezas, te pongas a beber y a hacer el idiota y para cuando te des cuenta lleves una buena melopea y sean ya las tantas. La necesidad agudiza el ingenio, y estos días no suele haber de todo precisamente, así que cada uno saca lo mejor que tiene y pasa lo que pasa. Cuando las cervezas se acaban alguien abre la nevera y saca una botella de vodka, otro abre la mochila y saca una botella de ron, y nada, ya tenemos una termomix en el estómago... Y es que estando de erasmus cualquier día es bueno, y nunca sabes ni como ni donde vas a acabar hoy...
A la mañana siguiente te duele todo, la cabeza va a estallar y claro, es otro día cualquiera, así que hay cosas que hacer. O por lo menos había cosas que hacer, porque con estos despertares más de uno cancela los planes del dia para tomar algo caliente, tomarse un ibuprofeno y tumbarse en la cama a ver si se le pasa de una vez...
Yo de momento, como buenamente pueda terminaré de hacer la maleta e intentaré llegar al aeropuerto, porque vuelvo a casa por navidad. De resaca.
Esto es erasmus, entre muchas otras cosas por supuesto.
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